Mes: noviembre 2025

HE PERDIDO

He perdido. Otras veces también he perdido, pero no me siento un perdedor.

He perdido en lides del amor, de la amistad, del trabajo, sociales, económicas. Esta última ha hecho daño. Siempre me lo hacen aquellas pérdidas en las que entra en juego la lealtad y en esta ocasión así ha sido. Solo queda aceptarla… y encajarla.

Ha hecho daño porque ha sido larga y dolorosa. Porque atañe a personas cercanas, una querida y otra no, y con relaciones complejas que movilizan sentimientos profundos e intensos, buenos y malos, muy buenos y muy malos. Alguien ha ganado, y como en otras muchas ocasiones, no ha sido el bueno. Yo he perdido, sin ser necesariamente el bueno ya que todos somos seres interesados. Solo queda aceptarlo… y encajarlo.

Me ha pasado esto mismo en otras ocasiones.. perder digo. Me ha pasado con amigos y amigas que ya no lo son y con otros que lo siguen siendo de forma diferente. Me ha pasado en el trabajo con personas con las que he trabajado y que dejaron de ser compañeras. Me ha pasado en trabajos que ya no tengo y con estructuras de poder a las que ya no quiero pertenecer. He perdido en cuestiones económicas que no tienen que ver con el juego, sino con apuestas vitales, con carreras profesionales con decisiones de inversión. He perdido con los malditos y malditas que hacían bullyng y con los malditos y malditas que hacen moobing. He perdido en mil ocasiones, pero esta vez no me siento un perdedor, quizás sea porque estoy aprendiendo a aceptar las cosas… y a encajarlas.

La aceptación, junto con el perdón y el amor forman una trieja virtuosa. Grabadas las tengo en el pecho, y no es poesía. No sabría cual poner primero. Yo creo que empecé con el perdón… con perdonarme que lo de perdonar a otras personas es otro cantar. A algunas no pienso hacerlo… nunca. Y no es odio, sino aceptación. El perdón empieza por uno mismo, lo mismo que el amor, el amor propio, el primero y seguramente el menos rimado. Aceptar que he perdido, eso les estaba contando, y cómo encajar esta humillación en mi vida. Como verán lo digo sin pudor, lo digo con aceptación.

Porque, como les decía al principio, aun habiendo perdido muchas veces, no me siento perdedor. Porque sabiendo que seguiré perdiendo, en el camino he ido aprendiendo a aceptarme, a perdonarme y  a quererme. A que sé distinguir palabras como dignidad, respeto o lealtad sin considerarme adalid de estas, aunque sí su ferviente admirador. Porque estoy aprendiendo a ponerme por delante de muchas cosas. Porque, quizás, como decía Kipling, empiezo a ser capaz de encontrarme con el triunfo y el fracaso y tratar a ambos como lo impostores que son. Porque quizás estoy aceptando mi humanidad, perdonándome y amándome a la vez, aunque haya perdido esta vez, aunque haya perdido otra vez.

Y termino con orgullo, que no con soberbia. Para el final he dejado la muletilla que he ido poniendo: “y encajarlo”. Porque que acepte no significa que me resigne y que me conforme. Porque aceptar implica tener más fuerza para seguir adelante, para aumentar el compromiso conmigo mismo, con mi bienestar, que tengo que confesarles, es lo que más me importa en este momento de mi vida… y también de los sucesivos. Aceptar y encajar para seguir viviendo con lealtad hacia mí, hacia nosotros y nosotras. Encajar, aunque ello signifique mandar al carajo el motivo de tu pérdida.

Disculpen este final… ya les dije que me había perdonado.