Siempre quiero estar con ella, más aún si es fuera del trabajo… porque además somos compañeros de trabajo… y unos buenos amigos.
La conocí teniendo yo 40 años… ella era prácticamente una niña. Yo estudiaba en Deusto y ella trabajaba como la persona encargada de las prácticas en la Facultad, en la carrera Humanidades:Empresa, la mejor carrera del mundo, de la que ambos somos licenciados (ella tiene otra)… y me cautivó su sonrisa… y lo sigue haciendo.
Cuando le conocí, por un tema académico seguro, me acuerdo que expresión era un compendio de picardía, inocencia, profesionalidad, naturalidad y clase. A mí me recibía como al alumno “abuelo” de la promoción y la comunión de almas fue inmediata ya que la sonrisa es un buen atajo para llegar al corazón de las personas, más aún cuando ambos jugábamos con la diferencia de edad y las diferentes responsabilidades (ella miembro de la Universidad y yo un alumno… ella una jovencita para un señor como yo). (más…)