Como les decía en el post anterior, este es el primero de una serie de post que conforman un escrito que publiqué hace tiempo y que está dedicado a Dionisio Aranzadi y una gran licenciatura Humanidades: Empresa. Espero que disfruten de los mismos como yo disfruté de esos estudios… COMENZAMOS…
¡Dios, qué buen vassallo, si oviesse un buen señor!
Cantar del mío Cid:- Cantar primero
Puede decirse que no conocí a Dionisio Aranzadi ya que ver a una persona en dos conferencias y que te la presenten en un minuto no da conocimiento sobre la misma. Hablé una vez con él, apenas unas palabras, cuando me presentaron como la persona que seguiría sus pasos como profesor de Liderazgo en la Facultad de Humanidades. Sin embargo, debo decirles que tengo la sensación de ser un “hijo” suyo, uno de sus “herederos” ya que mi formación académica, la carrera que yo estudié, en la que hoy desempeño mi trabajo académico y que ha marcado mi vida para siempre fue inspirada y definida por este padre jesuita. Esta carrera es, cómo no, Humanidades: Empresa o, como decimos los que pertenecemos a ella, HUEM.
Por lo tanto, y a causa de esta falta de conocimiento directo sobre Dionisio Aranzadi Telleria, no hablaré apenas de la persona por respeto a mi ignorancia; pero sí lo haré de su obra, concretamente de una de sus obras, HUEM y de la estela que ha dejado en forma de egresados universitarios, de líderes empresariales y sociales. HUEM nació con la voluntad de cubrir un hueco en lo que era la formación en Dirección de Empresas y se orientó desde un principio hacia la formación de líderes empresariales. Su estructura pedagógica se fundamentaba en tres pilares: la formación humanística, la formación en gestión y la formación en habilidades directivas.
Por lo tanto, en este capítulo nos acercaremos a Dionisio desde su legado tratando de conocerle un poco más a partir su obra. Para ello, analizaremos lo que provocó que en su mente apareciese la necesidad de crear una nueva licenciatura orientada a la gestión de empresas precisamente en un campus universitario donde se encuentra una de las principales escuelas de negocio del Estado: la ESTE[1]. A continuación nos adentraremos en la aventura que supuso poner su idea en marcha con la constitución del primer grupo tractor de la misma, para continuar exponiendo los principios académicos que la guiaron así como algunos datos de sus alumnos y egresados. Terminaremos este capítulo de esta magnífica aventura que es el libro dedicado a Dionisio Aranzadi poniendo de manifiesto la total vigencia en la actualidad de HUEM así como la incidencia que tendrán sus 14 promociones en el desarrollo empresarial vasco, o lo que es lo mismo, la vigencia de la visión del Padre Aranzadi sobre la innovación en la gestión de empresas y en la formación de sus directivos
.
Porque lo que hizo Dionisio fue innovar en gestión y adelantarse a los nuevos modelos de transformación empresarial basados en personas que tan en boga están en la actualidad (Innobasque, 2009). Dionisio tuvo la visión, no exenta de razón y de datos, que le hizo intuir la necesidad de crear un nuevo perfil de directivos que pudiesen dar respuesta a las necesidades empresariales en un mundo globalizado y donde la competitividad empresarial tenía que venir dada por el cambio de paradigma en la gestión organizativa. Paradigma que apuntaba a la preponderancia del valor de la persona como principal elemento ético y a la vez competitivo. Visión que yo mismo compartía y hacía constar nada más terminar la carrera (Facultad de Humanidades, 2008, p.6).
En un mundo globalizado van a ser las personas la fuente de ventaja competitiva para las empresas. Liderar equipos y gestionar recursos es una tarea fundamental en cualquier directivo. Los alumnos que han decidido estudiar HUEM son personas que, de entrada, están apostando por los caminos más innovadores y más eficaces en la formación de los directivos del futuro.
- Innovación pedagógica
Innovación que, además, tenía que entrar en la propia estructura académica, en la oficialidad exigida por
el ministerio de Educación de la época. Innovación que se produjo al unir dos campos de conocimiento que parecían, a priori, antagónicos: las Humanidades y las Ciencias Empresariales. Innovación que se puede ver reflejada en un comentario que me hizo un buen amigo mío y precursor de mi carrera académica, Luis Velasco, Koldo para los amigos: “¿No es una paradoja una carrera que se llame Humanidades: Empresa?”. No, no es una paradoja amigo mío sino que es innovación pedagógica, empresarial y social. Una innovación arriesgada, siempre poco entendida pero necesaria en el entorno organizativo que puso en marcha Dionisio Aranzadi (Fernández, 2008).
- Cómo le conocí
Pero no quiero continuar sin exponer antes cómo le conocí, o mejor dicho, cómo entré en contacto con su obra y también que conozcan un poco más el sesgo que tiene esta visión de Dionisio Aranzadi ya que hablo como “producto” de sus ideas y de sus realizaciones.
Mi perfil como estudiante de licenciatura es un poco extraño ya que empecé mis estudios universitarios siendo ya adulto y los compaginé con el trabajo que tenía entonces: gerente de empresa. Ingresé en la Facultad de Humanidades, siendo Decana Elena Barrena y Vicerrector de campus el propio Dionisio Aranzadi, como consecuencia de haber oído hablar de la carrera a una compañera de trabajo y en esos momentos estudiante de HUEM que se llama Ana Romero (IV promoción). En 1998 hice y superé la prueba de acceso para mayores de 25 años de la Universidad de Deusto para poder cursar HUEM y dos años más tarde, en el año 2000, con el inicio de la V promoción, comencé primero de carrera… tenía yo entonces 38 años.
Durante tres años compaginé estudios y trabajo, sin faltar ni un día a clase (salvo, tengo que confesarlo, a algunas de Lengua Extranjera: Francés) siendo los años de licenciatura de los mejores de mi vida… con esa rotundidad lo digo. Mucho tuvieron que ver en este sentimiento mis compañeros y mis compañeras de clase. Un grupo de personas, de líderes potenciales, que me acogieron como uno más, uno más que les doblaba la edad como mínimo, y que había sido amigo de infancia del padre de alguno de ellos. Un grupo de jóvenes maravillosos que se convirtieron en compañeros de estudio y amigos incondicionales. Un grupo de compañeros que, salvo el despiste inicial con la licenciatura, fuimos desarrollando el orgullo de ser “de HUEM”.
Trabajamos muy duro. Era una carrera en la que lo mismo estabas estudiando a Locke o Maquiavelo, que tenías que hacer un cierre contable, que tenías que preparar una intervención para la clase de Retórica (magnífica y dictada por el Catedrático Juan Manuel Díaz de Guereñu), o que hacer un caso sobre Estructura Organizativa o Estrategia Empresarial; sin olvidar tampoco las largas jornadas de trabajo en equipo para preparar la presentación del trabajo de Negociación… o cualquier otro ya que todos los trabajos, el 95% de los mismos, se hacían en grupo….¡si no era el 100%!
Y en ese entorno de trabajo y estudios pasaron los tres primeros años. La calidad de la definición de la carrera, de los profesores… excelentes, del entorno deustense, la calidad y calidez de todos los alumnos de HUEM, fueran de la promoción que fueran (y que conste que para mí la mejor fue ¡la V!), la clara distribución de los estudios en torno a una forma diferente de ver la empresa y los buenos resultados académicos que estaba consiguiendo hicieron que mi orientación profesional cambiase y se despertase en mí la idea de que quería seguir profundizando en el conocimiento empresarial y convertirme en docente, pero no docente de cualquier carrera, sino de la mejor carrera del mundo: HUEM.
Con la decisión ya tomada de seguir los cursos de doctorado para acceder al título de Doctor, dejé el trabajo que desempeñaba, no sin gran pena por dejar al mejor equipo de trabajo con el que he estado, terminé la carrera con honores y empecé a estudiar el doctorado en el mismo campus pero en “la casa de enfrente”: la ESTE. Señalo este momento con detenimiento porque en este cambio pude ver, de forma subjetiva claro, la diferencia en cuanto a lo que Dionisio quería hacer: crear un nuevo modelo de formación para directivos empresariales. Yo era un hombre de empresa pero con formación humanística lo que me daba un perfil diferente porque tenía una forma diferente de ver, de entender y conceptualizar la organización: ni mejor ni peor sino diferente… era más generalista y menos especialista en las áreas funcionales por lo que mi interés iba dirigido a la organización en general y no a un área en particular. Me interesaba más lo cualitativo y estaba menos orientado a lo cuantitativo, tenía muy en cuenta los aspectos intangibles en detrimento del control y estudio de algunos tangibles y numéricos. La nueva Facultad en la que estaba me proporcionaba otra visión de la gestión, que no era la mía, pero que era perfectamente complementaria…. no se excluían sino que se complementaban.
Y en eso pasé los dos siguientes años. Terminé los cursos de doctorado ya con el tema de investigación en la cabeza: la incidencia de la Inteligencia Emocional en el desarrollo de competencias organizativas dentro de modelos de transformación empresarial basados en personas. Justo con la Suficiencia Investigadora aprobada sucedió una de las cosas con las que más soñaba: me ofrecieron ser profesor de Deusto y con la mejor asignatura posible: Nuevas tendencias del Liderazgo. En ese momento comencé a profundizar más en el conocimiento de Dionisio Aranzadi ya que esa asignatura la había dictado Dionisio en los primeros años de la carrera y se fundamentaba en su libro: El arte de ser líder empresarial hoy. También empecé a familiarizarme más con lo que fueron los comienzos de la visión de Dionisio, de cómo empezó a surgir el embrión de Humanidades: Empresa.
Y aquí sigo, en la Universidad de Deusto, como profesor, investigador y espero que durante mucho tiempo como eterno “alumno”. Sigo con el legado que dejó Dionisio convencido de que la idea que tuvo de lo único malo de lo que pudo pecar fue de “prematura”; de que la innovación fue necesaria; de que su visión en cuanto al futuro social y empresarial fue correcta y de que los nuevos modelos empresariales y el nuevo pensamiento social tienen que dar toda la relevancia que se merecen a las personas y contar siempre con ellas para construir el futuro.
(Continuará… ¿vendrán conmigo?)
[1] ESTE (Escuela Superior de Técnicas Empresariales). Se funda en 1956 y en 1979 se convierte en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Deusto (Aranzadi, 2003 y ESTE, 2009).
Un comentario