Conocí a José Luis Alonso Andreano hace tiempo, en 1994… él era un crío… yo ya tenía encima cien mil batallas, o eso me creía… Trabajamos juntos nueve años, compartimos crecimiento laboral y personal, desarrollamos el gusto y el amor por la empresa, por un tipo de empresa. Compartimos el enfoque organizativo, compartimos trayectorias vitales, no compartimos algunos gustos relevantes, tiene una chica tan gran persona como él (más bella eso sí), una hija que adora. Hoy en día ni tan siquiera compartimos ya la organización en la que trabajamos, la de él fundada por un beato, la mía por un santo (es una broma entre nosotros), pero somos amigos, muy amigos… él mejor amigo que yo.
Porque a José Luis Alonso (me resulta muy difícil llamarle así y no Cheli, que es como habitúo hacerlo, pero es ya un gran profesional y un seño y tengo que mostrar el respeto debido… qué pena…), en un momento dado de su vida, le costó caro, pagó un alto precio por ser leal, por ser mi amigo, por agradecer las cosas aprendidas… no sé yo qué hubiera hecho yo en su lugar. José Luis es la persona de la que más orgulloso estoy de haber compartido experiencias y conocimiento en el trabajo, de haber crecido juntos, de haber mejorado juntos… él más que yo. Yo fui su jefe… hace tiempo que el alumno superó con creces al maestro… así debe ser. Una amiga mía decía que los amigos que tenemos dicen mucho de nosotros mismos, yo soy más grande porque él es mi amigo.
Dicho esto, y yendo por delante la admiración que tengo por él, un hombre libre, lo que les presento a continuación es charla que mantuvimos, que mantienen dos profesores universitarios, docentes, educadores, dos personas que aman lo que hacen, que están “en el campo de batalla”, que les gusta lo que hacen pero que les gustaría hacerlo mejor.
José Luis Alonso Andreano (Universidad de Mondragón) charla con Rogelio Fernández Ortea (Universidad de Deusto), en una reunión realizada en la Universidad de Deusto en verano para potenciar un debate, en un principio, dentro del aula con estudiantes universitarios con el fin de “provocar”, de enmarcar, de iniciar dicho debate. El papel del profesor, el papel del alumnado, las nuevas tecnologías, los MOOC, la presencialidad, el sentido, el liderazgo en el aula, la responsabilidad de enseñar, la responsabilidad de aprender, la participación, las competencias, la enseñanza, la educación, el conocimiento, las clases magistrales, lo magistral que aporta el docente, la innovación, la innovación pedagógica, lo pedagógico de la innovación, los cambios que vienen, los cambios que están, lo que debe cambiar, lo que no debe cambiar nunca… lo que nos tiene que emocionar.
Porque las emociones en el aula, las emociones como elemento imprescindible para enseñar y aprender también están presentes en esta charla que esperamos que disfruten ya que la presentación, los créditos y el escenario han cambiado y eso se lo debemos a la magnífica labor de Asier Arteche y a Xabat Lertxundi, que aunque sé que no les gusta no puedo por menos que agradecer un buen hacer, su generosidad y complicidad. La forma de Rogelio Fernández habla con… han cambiado, pero lo que se mantiene es el deseo de que sirva para seguir profundizando, en este caso, en este debate, el de la educación, el de la educación superior, tanto a nivel personal, como social, profesional, académico e institucional. Debate que tiene también su foro en este post, en este blog que, como el propio video apunta, también es su suyo. Debate que ya abro a la participación de todos ustedes.
Ojalá surjan buenas ideas… ojalá las ideas surjan…
Que se puede decir?? Que compartir camino es un honor y un privilegio… Gracias AMIGO!!
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pues sí que está siendo todo un placer… de verdad que sí…
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Por casualidad he dado con esta «charla». Me han gustado las palabras empleadas para describir a Cheli, persona a la que conozco también desde hace más de dos décadas. En lo personal es así como lo recuerdo, en lo profesional no he tenido la oportunidad de caminar junto a él por circunstancias del pasado que nos alejaron. Me alegro mucho conocer, a través de esas palabras que le dedicas, que ha llegado al lugar donde puede hacer crecer a la personas con inquietudes. Si vuelve a coincidir con Cheli, hagale llegar un fuerte abrazo. MIN
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Ya le he hecho Min. Puedo decirle que está en una situación magnífica para desarrollar personas y entornos sociales. Me complace compartir con usted la admiración por una persona.
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