El ego es la identificación que hacemos con todas aquellos elementos que pensamos que nos identifican y definen. Nuestro sexo, comportamiento de género, identidad sexual, nacionalidad, adicciones, formación, edad, trabajo, amistades, posesiones, nivel social, lugar de residencia, estilo de vida, los distintos roles familiares como hijo, padre, abuelo, de enfermos… sean reales e imaginarios.
El ego es también nuestro intérprete, la voz en la cabeza que nos va traduciendo de forma automática toda la información que nos proporciona el cuerpo y nuestro entorno. La que por medio de una valoración inconsciente y consciente, nos dice que lo que nos ocurre es considerado como bueno o malo, agradable o desagradable y como consecuencia genera unos pensamientos y comportamientos acordes a esa valoración realizada en función a las identificaciones anteriormente citadas.
El ego es la identificación que muchas veces tenemos con nuestros procesos mentales y que nos hace pensar que somos lo que pensamos, que nos identificamos con lo que pensamos, que llegamos a creer, como decía Descartes, que pensamos luego existimos, sabiendo de boca de muchos pensadores que Descartes estaba equivocado y que existimos, luego pensamos.
El ego es ese acompañante que nos complica la vida con nosotros mismos y con los demás cuando está demasiado presente en nuestras vidas; que pretende que vivamos con sus normas y apreciaciones; con su conducta y pensamientos automáticos; que no puede vivir con nosotros ni sin nosotros; que no le gusta el cambio y que necesita alimentarse de las miserias humanas, de nuestras emociones más atávicas. (más…)
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