*“¿No me dirás ahora que tengo que empezar a hacer yoga?”… yo no me atreví contestarle, pero pensaba que la contestación era, en cierta forma, afirmativa.
Fue al final de una sesión que alrededor de la Inteligencia Emocional (IE) estaba dando en una empresa y el que me hacía la pregunta era un socio de la cooperativa ganadera. Era una persona recia, de campo, de mediana edad y con una mirada limpia, inquisitiva e inteligente que te traspasaba al hablar contigo.
Yo, en todos los libros que había leído hasta el momento con temas cercanos a la IE, fueran el de Seligman referido a la Felicidad, los de Daniel Goleman, Annie Mckee y Boyatzis y tantos otros, había encontrado referencias expresas a los beneficios que la práctica de algunas de las técnicas orientales que se podían practicar en Occidente, sea el Chi-Kung, el yoga, tai-chi… traían para el bienestar de las personas que las practicaban. De forma expresa hacían referencia a su incidencia en los ejecutivos, en líderes de empresa que mediante la práctica de alguna de estas disciplinas conseguían estabilizar, gestionar mejor sus niveles de estrés “vaciando” su cabeza de pensamientos media hora al día.
Por otro lado, la práctica que del Chi-Kung yo mismo he realizado en algunas épocas de mi vida me había hecho experimentar en mí mismo sus efectos, sus beneficios y además me había permitido seguir a algunos de mis amigos que habían decidido continuar con las mismas diariamente. Estas personas habían desarrollado una especie de templanza, de estado “virtuoso” que les permitían afrontar las vicisitudes de la vida de una forma más calmada, con más serenidad emocional.
Sin embargo no le respondí directamente a mi compañero de curso… y es, porque como en otras ocasiones no tuve la gallardía suficiente como para contestar con afectividad a esta cuestión… ¿No me dirás ahora que tengo que empezar a hacer yoga? … pero lo hago ahora. Sí mi querido compañero, sí que es conveniente practicar alguna de estas disciplinas o algún tipo de meditación que te permita, que nos permite regular mejor nuestro estado mental.
Y es que desde diferentes orientaciones, como pueden ser la oriental o la occidental, la ciencia siempre ha tratado de mejorar el bienestar de la Humanidad. Cada una de ellas orienta sus pasos desde una epistemología propia haciendo hincapié en aquellos aspectos a los que el paradigma imperante de cada momento señala. Dos cosmovisiones diferentes en las que cada una tiene que aportar lo mejor de cada una para la mejora del ser humano y creo, junto con otros muchos, que en el aspecto de la regulación emocional Oriente tiene mucho que enseñar a Occidente.
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