
Turner
Así me definió una amiga un día y eso es lo que me gusta de ella, que sea una mujer completa y compleja.
Completa por ser una mujer de su tiempo, avanzada a su época en muchas cuestiones. Completa por ser académica, doctora en Historia, escritora, profesora (de las de antes), humanista (de las que quedan pocas), hija, madre, esposa, amante, hermana, amiga… buena amiga, erudita, culta, viajera, buena cocinera, gran conversadora, trabajadora (sin ser obrera), con buen paladar para los buenos caldos y viandas, con un gusto que rezuma solera… añeja (una socialité vamos…), alegre y simpática, fenicia en lo que a gestión de patrimonio se refiere, polemista y polémica, motera, amante de los animales y de la naturaleza, buena paseante, buena visitante de museos, amante del arte y de las buenas cosas que ofrece la vida, cosmopolita (aunque, debo decirlo, sienta no haber nacido en San Sebastián […desde aquí oigo ya sus gritos…]) y por ello compleja… sí señoras y señores… compleja, precisamente, por todo lo dicho anteriormente.
Porque tiene la complejidad de las personas que han sido avanzadas a su tiempo. Mujeres que han sido lo nuevo sin dejar de ser lo viejo. Mujeres que han trabajado fuera y dentro, que han escrito libros porque querían desarrollar su intelecto, pero a la vez han tenido que estar pendientes de la casa, de la “ropa de cama”, del marido que “permitía” que trabajasen “aunque no hubiese necesidad en casa”. Mujeres que han sentido la llamada de la liberación femenina, personal, sin dejar de sentir el peso de la tradición en la que han sido educadas. Mujeres que han podido estudiar por venir de cunas acomodadas y que, por su tradición, por su educación, por sus valores familiares y los de la clase social a la que pertenecían no han sabido muy bien qué hacer o cómo sentir. Mujeres que han vivido y creado la revolución sexual pero que todavía cuando quieren decir gay dicen maricón, aunque sea maldita palabra suene ya a aceptación. Mujeres ya que han estado navegando entre dos aguas, entre dos mares, entre dos culturas, entre dos formas de ver
y vivir la vida queriendo ser a la vez liberales y tradicionales, vanguardistas y conservadoras y, esa disyuntiva, esa dualidad, esa lucha las ha hecho, y las sigue haciendo, sufrir y a la vez las ha convertido, la ha convertido en una mujer completa y compleja y en esa dualidad yo la reconozco y la respeto y la admiro y la quiero.
Estoy acostumbrado a mujeres de carácter, me fascinan, lo que no ha impedido que haya sentido, algunas veces, alguna demostración de su fuerza, de su carácter, pero las sigo admirando, quizás, porque así fue mi madre, una mujer asturiana y anarquista de la que quizás, un día, hable… Pero no es el momento porque este escrito, como los anteriores, es para plasmar mi cariño, mi amistad, mi respeto, mi orgullo por esta mujer compleja y completa de la que me parece todo un honor encontrarme entre sus amigos y compartir, como explicaré alguna vez, ojalá sea así, a un grupo de personas cuyas veladas compartidas podrían ser el tema de una película, como lo fue la gran Pequeñas mentiras sin importancia…
También como en ocasiones anteriores, no hay nombres, solo algunas referencias que para algunas personas serán significativas e identificativas, pero desde aquí, a esta mujer completa y compleja y a todas aquellas que he podido y puedo ver reflejadas en ella, decirle que no tenga miedo, que es respetada, que ha vivido lo mejor que ha sabido, que ha hecho buenas cosas, que ha hecho las cosas bien, que no sufra que yo le quiero, que muchos le queremos.
Le conocí tarde. Me gustaría conocerle bien. Tiempo tenemos para ello. En esta etapa de la vida, somos amigos y eso, amigos míos, en algo muy grande, maravilloso. Gracias por ello… gracias por todo… un beso.
Para concluir y como este post pertenece a una serie que, aunque no lo haya dicho todavía, es la serie Cosus (igual algún día… ¡¡seguro que sí!! explico el porqué) debo elegir pintor y una obra musical. Después de barajar algunos artistas vanguardistas (bendita Mari Carmen Alonso Pimentel que me descubrió el Arte, un esbozo, en la carrera). Entre Monet y Juan Gris al final me he quedado con Turner, quizás por ser inglés, paisajista y un adelantado a su época. En cuanto a la música he dudado más, y por ello les dejo dos piezas: Sonata para piano nº 20 en La mayor D. 959 II Andantino, de Schubert y Rêverie, de Debussy, que es la con la que, seguramente, harán leído este post. Como siempre… espero que les guste, y esta vez, sobre todo, espero que le guste.
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