(Viene de post anterior (II) Rotaria)
¿Qué destacaría de todas las iniciativas realizadas?
En el contexto que le he comentado de ayudas de la administración pública y en mi ámbito de trabajo docente y de investigación además de nuestra faceta de consultoría, nos persigue una pregunta ¿Cómo podemos desarrollar las competencias emocionales en un marco de innovación pedagógica de gestión de empresas? El grupo de investigación al que tengo el orgullo de pertenecer y está formado por un curioso y variopinto equipo de excelentes personas y amigos algunos, como Yovanni Castro y Arantza Echaniz, ya conocidos de su revista y otros que espero que los conozcan pronto como son Iñaki Beti† y Alfonso Benito, fundamenta su trabajo en una aproximación al mundo empresarial desde una orientación humanista que consideramos imprescindible, como he dicho anteriormente, por dos motivos: ética y competitividad. Teniendo clara la importancia de la persona pensamos en poner en práctica como innovación en la pedagogía de la gestión de empresas el principal concepto de la Inteligencia Emocional: la unión de razón y emoción. De ahí surgió en la Universidad de Deusto, la casa donde realizamos nuestro trabajo académico y una Universidad jesuítica de larga tradición empresarial y humanista, el Curso de Especialización para Innovadores en Gestión: el CEIG
Hablo de él con infinito orgullo ya que ha sido uno de los proyectos que más satisfacción me ha causado. El curso, subvencionado por el Departamento de Innovación de Gipuzkoa, tenía un desarrollo de 200 horas diferenciadas claramente en su componente emocional y racional. Constaba de cinco módulos orientados a la profundización teórica de los grandes procesos empresariales actuales como son el Cambio Organizativo, el Emprendimiento, la Innovación y el Liderazgo y contaba también con un módulo introductorio en el que se contemplaba la Cultura Organizativa, la Responsabilidad Social Corporativa y la Inteligencia Emocional dentro de su marco teórico. A su vez, y con el mismo tiempo asignado, 100 horas, se trabajaban las competencias emocionales bajo el modelo de Rafael Bisquerra y Nuria Pérez de la Universidad de Barcelona. El punto de encuentro entre lo racional y lo emocional se fundamentaba en la participación en el aula de directivos y directivas de empresa que ejemplificaban tanto el proceso racional como el emocional.
Los resultados fueron muy buenos, muy esperanzadores por dos motivos fundamentales. Uno de ellos fue la calidad en los ponentes y docentes del posgrado, tanto los que desplegaban conceptos de empresa como los que desarrollaban las competencias emocionales… excelentes de vedad y enamorados de su trabajo, condiciones indispensables para el éxito. El otro motivo, y el más importante por eso lo he dejando para el final, fueron los propios alumnos. Hombres y mujeres de empresa, directivos la mayoría, que se entregaron a la experimentación poniendo más en el aprendizaje que los propios docentes en la enseñanza. Se creó un conocimiento compartido que excedió en mucho las expectativas más altas, y todo fue por entender a los alumnos como personas antes que como los importantes profesionales empresariales que eran.
Tengo que decirle, además, que mis compañeros me van a criticar duramente cuando lean estas líneas ya que tengo la sensación de haber hablado en pasado cuando la realidad es que debería hacerlo en presente. El posgrado Curso de Especialización para Innovadores en Gestión sigue dictándose en la actualidad en la Universidad de Deusto en su campus de San Sebastián [En la actualidad no se dicta este posgrado]. Además, surgió la idea con los primeros estudiantes de crear un grupo permanente de conocimiento y debate sobre la realidad empresarial y de gestión. En eso estamos trabajando en la actualidad.
Este experimento innovador en la formación de profesionales de empresa ha tenido muy buen resultado, lo que no podría decirle ahora mismo es la incidencia que tendrá en sus vidas y en su trabajo. Antes le he comentado la necesidad de hacer seguimientos en el tiempo para poder constatar los resultados que deben ser observados y medidos principalmente en función de las conductas, de lo que los alumnos han hecho con los conocimientos y experiencias vividas. El futuro está en sus manos, pero yo tengo la esperanza, por que los conozco, de que transformarán sus entornos organizativos y sociales.
Tampoco puedo dejar de mencionar dos blogs de índole científica en los que he sido pionero, y en los que participamos como equipo. Ambos están amparados por dos grandes organizaciones: la Fundación Telefónica y EITB (Eusko Irrati Telebista – Radio Televisión Vasca). Fundación Telefónica patrocina el blog creamoselfuturo (donde se tratan temas científicos de actualidad en los sectores de industria y servicios y donde la Inteligencia Emocional tiene un lugar destacado. Por otro lado, el blog de Inteligencia Emocional de EITB (apoyado también por Innobasque y la Universidad de Deusto, está centrado específicamente en el tratamiento inteligente de las emociones y cuenta con la participación de grandes expertos en la materia dentro de los ámbitos educativo, familiar, organizativo y de desarrollo personal. Ambos blogs, escritos en castellano, están teniendo una gran participación y repercusión a nivel internacional.
¿Alguna crítica?
Pues sí… sí que tengo alguna crítica y la dirijo especialmente a mi trabajo, al ámbito universitario por dos motivos. Curiosamente es en las universidades donde no ha entrado todavía en el diseño curricular el desarrollo de las competencias que derivan de la utilización Inteligencia Emocional. Como le decía antes, sí que se está dando en las primeras etapas de escolarización, pero no se da en los grados universitarios ni tan siquiera como elemento de innovación pedagógica. Además, en las escuelas de negocio, tan criticadas por la falta de preparación en habilidades directivas orientadas al trato con las personas, debería ser un tema transversal en la formación de directivos.
Por otro lado, pienso que el problema es más de fondo. Estamos en momentos donde el modelo de gestión que en el que se está trabajando y en base al cual se están formando a las personas que van a dirigir las empresas del futuro está obsoleto, casi caduco y no se está haciendo un esfuerzo decidido por cambiarlo. La gestión en la nueva y globalizada Sociedad del Conocimiento tiene que estar focalizada en la persona y me temo que hoy por hoy sigue enfocada al control bajo los principios de gestión del siglo XIX. Las mejoras en la docencia del management se orientan hacia la estrategia, la gestión de costes, el marketing y demás procesos clásicos, pero no hacia lo más profundo: la filosofía de empresa. Debemos ser conscientes del cambio en el que estamos inmersos en esta era y es obligación de los académicos dar una respuesta acertada y rápida mediante nuevos modelos de gestión que se orienten hacia el futuro y que no estén anclados en el pasado. Una mayor formación humanística en los futuros gestores; una clara orientación a la persona y no tanto a los procesos empresariales; una mayor importancia de la Ética y no solo de los resultados; la formación de líderes y no de meros gestores son algunos de los elementos necesarios en la nueva gestión empresarial. Como usted comprenderá, en este nuevo e innovador contexto de gestión la Inteligencia Emocional tendrá naturalmente un lugar destacado ya que es inherente al ser humano, sea cual sea su condición o posición dentro de la organización o de la sociedad.
Para finalizar, ¿Considera que con la crisis que estamos viviendo es el momento de poner en práctica estos conceptos?
Precisamente este es el momento y no otro. Cuando hablamos de innovación, y sobre todo de innovación en la gestión, siempre parece que hay un momento para echarse atrás. En el estado de crisis en el que vivimos he tenido la oportunidad de ver cómo muchas empresas e instituciones que apostaban por la innovación, por el cambio hacia nuevas formas organizativas, han vuelto a sus cuarteles de invierno y han rescatado, si algún día las habían dejado realmente, las formas de gestión focalizadas en el control y en la desconfianza hacia los trabajadores que imperaban en siglo XIX.
No creo que como algunos desean volvamos a la misma situación que generó la bonanza económica de los últimos años. Esto no significa que sea pesimista al respecto, pero como el comentado al principio los cambios que ya se están produciendo en nuestro mundo globalizado nos hablan de una nueva época, de un nuevo paradigma de pensamiento y actuación. El futuro que nos espera, será eso, futuro y no una vuelta al pasado. La economía estoy convencido que mejorará, pero lo hará en un contexto ya diferente y por los conocimientos que tenemos en la actualidad ese futuro se gestará mediante la aplicación en el presente de los nuevos conceptos emergentes. No podemos pedir volver a la situación que generó la crisis actual. Innovar ahora es ir preparando el futuro y la Inteligencia Emocional es presente y a la vez parte de ese nuevo paradigma que deberemos construir entre todos.