Ayúdenme a poner nombre a esta emoción, este sentimiento… yo no puedo ya que me han quitado el futuro.
Se trata de un estado emocional de alta intensidad y de una apreciación del mismo muy desagradable, muy doloroso. Solo puedo describirlo como una gran desolación interior, como una mezcla de indefensión, de vergüenza, de miedo… de mucho miedo.
Desolación ya que en estos momentos parece como si me hubiesen arrancado de la mente todos los proyectos de futuro que tenía, quedando el horizonte vital arrasado como si de la estepa se tratase, sin ilusión, sin esperanza sin futuro. Desolación que proviene de tener la sensación de que me hubiesen arrancado mis planes de futuro de cuajo, destrozando la mente no dejando nada de lo que yo había soñado hasta entonces para mi futuro, para mi vida. Desolación por no poder soñar y desolación por no poder olvidar.
También vergüenza ya que parece que todo el mundo se ha dado cuenta de mi tristeza, de mis fallos, de mi abandono, de mi desolación, y como de un páramo arrasado por el viento en el que no hay cada, las personas, mis amigos, mi familia huyen como si (más…)
Ustedes pensarán como es lógico que para cerrar, el invitado haría una intervención emocional, como propia del CIE: Sin embargo, mi facilidad para perderme en la retórica y ocupar más tiempo del que tengo asignado y las importancia que para mí tenía lo que quería decirles han hecho que haya preferido escribir y leer mis pensamientos.
Esta mañana en clase, cuando les hablaba a mis alumnos de innovación, y habiendo consultado a equipo iNNoVaNDis de Deusto, les decía: “Innovar: a partir de una idea original, nueva generar valor, riqueza en la sociedad de una forma sostenible y sostenida”. Algo que en un principio parece algo sencillo… pero ¿por qué nos cuesta tanto innovar?, ¿por qué nos cuesta tanto cambiar?
Cuando hablamos de innovación o de cambio siempre pensamos en los demás, en el cambio de los otros, en que los otros innoven, que cambien en sus usos y costumbres, en su actitud, en sus procesos productivos, en su trabajo, en su vida, en su forma de ser… y ese es, quizás, el principal problema de que la innovación no (más…)
Las emociones favorecen nuestra adaptación al entorno natural y social e inciden en todos nuestros procesos mentales y físicos. Las funciones de las emociones, funciones filogenéticas que nos constituyen como especie son, siguiendo a Robert Plutchik, dos: la adaptación al medio y las relaciones sociales.
Sin embargo, sus efectos son múltiples y variados. Influyen, por ejemplo, en: la salud, la memoria, la percepción, la atención, la motivación, el aprendizaje, la autoestima, la comunicación, en nuestras expectativas, en nuestros juicios respecto a objetos o personas, en cómo interpretamos la propia conducta y la de los demás, en cómo percibimos e interpretamos la realidad, etc.
En cuanto a su componente relacional, a su función social, las expresiones emocionales comunican cómo nos sentimos a los demás, regulan la manera en que los demás reaccionan ante nosotros y (más…)
Como les indicaba en el post anterior, existe una gran correlación entre el estilo de liderazgo ignaciano y las competencias de la Inteligencia Emocional. Pero lo más sugerente no son sus correlaciones, sino el sistema, el método descrito por Ignacio de Loyola para desarrollar esas competencias: los Ejercicios Espirituales.
En estos ejercicios, que duraban 30 días, se elimina cualquier contacto con el exterior ya que exigen una total dedicación intelectual, emocional y espiritual (103) y están guiados por un director espiritual. Se realizan en estricto silencio. Cada día existen 4 o 5 periodos de meditación. Realizan una introspección para descubrir sus “afectos desordenados” –debilidades- y de ahí surge el compromiso con la mejora. También siguen un proceso de meditación guiada donde se profundiza en los cuatro principios del liderazgo jesuita.
Una vez terminado el periodo de ejercicios, y como una forma de retroalimentación, los jesuitas, día a día, al levantarse, deben hacer memoria de sus metas clave, dando primero gracias a Dios por los beneficios recibidos y dos veces al día- después del almuerzo, y después de la cena- deben realizar un breve examen mental de si los actos realizados están en función de esas metas. Esto permite un seguimiento de sus propósitos y una pronta retroalimentación de lo realizado hasta el momento.
De esta forma se revisan casi en tiempo real las acciones realizadas y su concordancia con las metas adquiridas, facilitando de esa forma el autoconocimiento, el manejo de nuestras fortalezas y debilidades. Además, el líder, en la primera generación de líderes o siempre que le sea posible, puede acompañar estos ejercicios durante una hora al día para de esa forma guiarles en su examen de fortalezas y debilidades, valores y visión del mundo, consiguiendo trasmitir también la propia visión de gerente líder. (más…)
Tenemos siempre en la mente que el emprendimiento conlleva la creación de una nueva empresa, y eso no es así, no debe ser así.
Desde las escuelas de negocio muchas veces se considera que el emprendedor o la emprendedora solo lo es cuanto e resultado del proceso de emprendimiento culmina en la generación de una empresa que por definición es una organización orientada al lucro, dejando de lado componentes imprescindibles del emprendimiento necesario tanto para organizaciones empresariales como para la sociedad en general.
Timmons, en el 2000, dice que emprendimiento es la habilidad de crear, construir algo de prácticamente nada. Conlleva iniciar, hacer, conseguir y construir. Es la habilidad de descubrir oportunidades donde otros ven caos, contradicción y confusión. Esta es la base que utiliza iNNoVaNDiS, que comparto completamente y que (más…)
Quiero parar un momento antes de seguir publicando en este blog porque seguramente os preguntaréis qué relación pueden tener muchos de los temas aquí tratados: capital social, liderazgo, ira, ego, inteligencia emocional, organizaciones y otros que se irán entremezclando. Su punto de relación es, somos las personas y nuestro contexto social y organizativo. Considero que en la actualidad el talento, el emprendimiento, la innovación y todos aquellos procesos que las empresas deben implantar para conseguir una competitividad sostenible debe fundamentarse en las personas, tanto por resultados como por ética.
En contextos de países avanzados, con un desarrollo industrial que haya superado la competitividad por costes (salarios reducidos) e incluso la competitividad por calidad, no queda otro camino que la innovación y el emprendimiento, y considero también que ambos procesos están fundamentados en las personas. Esto implica que gran parte de las ventajas competitivas que deben generar las organizaciones se fundamentan en lo que los llamados antes “recursos humanos” quieran aportar a sus estructuras, el conocimiento que quieran compartir y el espíritu, la actitud, el sentimiento con lo que lo hagan. Darles la relevancia que tienen en las organizaciones hará que se contemple a la persona en toda su integridad, en su parte racional y emocional.
También es imprescindible contemplar la importancia que las empresas, las corporaciones están teniendo en esta sociedad que ya podemos llamar posmoderna. El peso que los mercados están teniendo en la Economía, entendida ya como un fin en sí misma y no como un medio para el bienestar social, hacen que, desde los principios éticos se reclamen su responsabilidad social para crear entornos organizativos saludables que den respuesta a algunas de insuficiencias sociales imprescindibles para una sociedad sana para que pueda apoyar el crecimiento económico sostenible, social, ético, humano. (más…)
Hay otro elemento que pertenece al ego, esbozado este en otro post anterior, y que marca el devenir automático de nuestra mente: las emociones.
Emociones referidas no a esos impulsos, esos patrones de respuesta y pensamiento cuasi automáticos que nos generan las cosas cotidianas de la vida, que nos generan todos nuestros sentidos exteroceptivos (vista, oído, tacto, gusto y olfato), sin tan siquiera los interocpetivos. Estas respuestas emociones están más ligadas a la evolución y en este momento me gustaría darlas como necesarias, como posibles generadoras de placer o displacer pero no de sufrimiento.
A las que me refiero, son a las que anidan en nuestro inconsciente, en nuestra memoria, en, como decía el maestro en un retiro de meditación, en nuestras células y que conforma nuestra emocionalidad de fondo, como ya apuntaba Antonio Damasio. Me refiero a las que se generan con un estímulo que proviene de la mente y que a su vez generan más pensamiento, que generan sufrimiento.
Una emocionalidad que sin saber muy bien ni cómo ni por qué te atrapan en un momento dado a traición, sin apenas justificación, sin avisar. Una emocionalidad que está fundamental mente generada por los pensamientos y que como pensamos que nos constituye nos atrapa. Unos pensamientos que en la identificación automática que hacemos reuniendo SER con PENSAR también rumiamos que esas emociones también son lo que somos, que nosotros somos ellas… en lugar de observar cómo se produce el fenómeno emocional en nuestro cuerpo y observar también de qué pensamientos genera, lo que no haría conscientes del proceso y no lo padeceríamos con un suceso. (más…)
La Pontifica Universidad Javeriana tiene como objetivo principal para este encuentro Lograr un espacio de análisis y reflexión en donde la generación y la transferencia de conocimiento actúen dentro del marco de la creatividad y la innovación empresarial, en un modelo de gestión centrado en las personas, que motive a desarrollar diferentes maneras de pensar, actuar, construir y comunicar. Así mismo, construir un punto de encuentro Javeriano que promueva el desarrollo organizacional y que sea dirigido a empresarios, investigadores, egresados y estudiantes, que fomente el nuevo emprendimiento y el liderazgo adaptativo conducente a la competitividad.
En el congreso, que constará de conferencias plenarias, talleres y encuentros más reducidos con diferentes grupos de interés y en un ambiente más relajado, han pensado, yo creo que muy influenciados por el doctor Yovanni Castro Nieto, algo más que un amigo para mí, que sea uno de los conferencistas del evento y uno de los facilitadores del taller Desarrollo de la inteligencia emocional fundamentada en valores para fortalecer la prevalencia del emprendimiento.
El ego es la identificación que hacemos con todas aquellos elementos que pensamos que nos identifican y definen. Nuestro sexo, comportamiento de género, identidad sexual, nacionalidad, adicciones, formación, edad, trabajo, amistades, posesiones, nivel social, lugar de residencia, estilo de vida, los distintos roles familiares como hijo, padre, abuelo, de enfermos… sean reales e imaginarios.
El ego es también nuestro intérprete, la voz en la cabeza que nos va traduciendo de forma automática toda la información que nos proporciona el cuerpo y nuestro entorno. La que por medio de una valoración inconsciente y consciente, nos dice que lo que nos ocurre es considerado como bueno o malo, agradable o desagradable y como consecuencia genera unos pensamientos y comportamientos acordes a esa valoración realizada en función a las identificaciones anteriormente citadas.
El ego es la identificación que muchas veces tenemos con nuestros procesos mentales y que nos hace pensar que somos lo que pensamos, que nos identificamos con lo que pensamos, que llegamos a creer, como decía Descartes, que pensamos luego existimos, sabiendo de boca de muchos pensadores que Descartes estaba equivocado y que existimos, luego pensamos.
El ego es ese acompañante que nos complica la vida con nosotros mismos y con los demás cuando está demasiado presente en nuestras vidas; que pretende que vivamos con sus normas y apreciaciones; con su conducta y pensamientos automáticos; que no puede vivir con nosotros ni sin nosotros; que no le gusta el cambio yque necesita alimentarse de las miserias humanas, de nuestras emociones más atávicas. (más…)
La ira es una emoción básica, automática, fundamentada en elSistema Nervioso Simpático, rápida, “caliente”, incremental, egótica, social, destructiva, especialmente contagiosa, que genera una rápida identificación con ella, que se alimenta del pasado y te acelera el corazón, te incrementa la tensión muscular. Los pensamientos negativos se potencian así como las muestras de desafecto mucho más rápidamente que el miedo, posicionándote en una opción de defensa y donde el concepto de provocación toma relevancia ante los hechos que se ven como una amenaza.
Una amenaza que se relaciona directamente con el ego, con nuestro ego que es el que se ve amenazado, ultrajado, ofendido. La sientes en la necesidad de acción, en la proliferación de pensamientos negativos, en el ardor de la sangre en la cara, en el acelere del corazón, en la dificultad de concentración, en el impulso a compartirlo con más personas para que se incremente el efecto contra la persona o sistema que consideramos la ha provocado y, sobre todo, en el impulso a actuar de forma automática y poco razonada ante los hechos…te urge intervenir para saciar tus impulsos.
A nivel fisiológico, cuando es desadaptativa y continuada, puede potenciar diferentes trastornos como los cardiovasculares, cáncer, tabaquismo, soriasis, artritis reumatoide y otras enfermedades además de otros trastornos psicológicos. Y he dicho desadaptativa ya que esta emoción, como todas las emociones básicas tienen una función adaptativa necesaria para nuestra supervivencia y que está muy relacionada con nuestra defensa y con la defensa de aquellos que queremos, incluidos también aquellos casos sociales y morales que nos indignan.
Durante su exposición, con una orientación práctica pero desde un enfoque académico, la profesora Martínez realizó una clara exposición de los principios de la Psicología Positiva, incluyendo su aplicación a las organizaciones (POP – Psicología de la Organización Positiva) no solo bajo una premisa humanista sino con una orientación estratégica y competitiva.
Del estrés apuntó las consecuencias negativas de un estrés continuado e intenso recalcando en que es la segunda causa de baja laboral en el Estado y, sin embargo, teniendo una connotación cultural no negativa. Las nuevas profesiones, el tecno-estrés, el incremento de la presión organizativa, más exigencias personales ante la vida, el cambio de roles en el hogar, entre otras cosas, ha incrementado el nivel de estrés en las personas. Además afecta a todas las profesiones, aunque los policías, funcionarios de prisiones, especialistas médicos y controladores aéreos en primer lugar, las personas relacionadas con la producción en segundo y médicos, enfermeras y profesores en tercero son las más afectadas. La orientación positiva a la hora de evaluar nuestra vida, una forma de vida saludable es una forma de vivir y minimizar estos estados.
LA TIENE QUE CONSEGUIR UNO MISMO
CUENTA COSAS POSITIVAS. Isabel Martínez, bajo el marco del estudio científico del funcionamiento óptimo de persona y organizaciones (Psicología Positiva), nos llevó por un sendero hacia salud en el trabajo exponiendo los beneficios de las organizaciones saludables, tanto para sus integrantes como para sus resultados y perfilando sus características. Se habló de optimismo, de satisfacción, de elevación personal, del comportamiento extra rol y ciudadano. También se trató el constructo Capital Psicológico, que incluye la esperanza, el optimismo de nuevo, la autoeficacia y la resiliencia (capacidad de una persona u una organización de superar las dificultades y salir fortalecidos una y otra vez). (más…)
No podemos competir por otra vía. No podemos competir por precio, no podemos competir por calidad ya que ambas etapas ya están superadas en la economía del país: debemos competir por innovación, por conocimiento, por emprendimiento, por trabajo en equipo, por relaciones de calidad. Debemos competir por aquello que surge de las personas que en este entorno económico se convierten en una de las principales claves de la estrategia competitiva de nuestras organizaciones… personas que están dotadas de razón y de emoción. Este es el marco donde se va a sustentar el Curso de Especialización en Capital Social y Liderazgo Colaborativo – CECS. Posgrado de la Universidad de Deusto en colaboración con el Consorcio de Inteligencia Emocional de Euskadi del que ya dimos algunas referencias en un post anterior.
En el primer módulo del curso, Modelos de gestión basados en personas, marcaremos cuáles son algunas de las principales claves de la gestión que se convierten en necesarias para la competitividad actual. La innovación, la gestión por procesos y proyectos, la internacionalización, el conocimiento y sobre todo la orientación a las personas, tanto en su visión interna en el ámbito de los trabajadores como en su visión externa en el apartado de clientes. Orientación al cliente y orientación al desarrollo de todas las personas de la organización son las dos claves principales que marca la investigación realizada por Innobasque entre las empresas vascas.
Un marco de actuación que, además, debe estar encuadrado por la misión, visión y valores de la empresa, todos ellos referidos a los principios de los que más se habla pero que, quizás, menos se trabajaban: los principios éticos. Una ética que debe guiar la construcción de los valores por los que se rige la empresa. Una ética que se debe construir con principio filosóficos orientados a conseguir una competitividad sostenible y socialmente responsable. Una ética que debe ser explicada y entendida de forma somera para que forme parte del ADN de la empresa. Unos principios que, como no podría ser menos, formarán parte del CECS en su módulo introductorio.
Y cuando hablamos de personas, de competitividad y de ética, no podemos olvidarnos de un elemento que ha marcado un antes y un después en la evolución del ser humano y que hoy en día se presenta como un componente fundamental para su compresión y dentro del ámbito organizativo para su gestión: su emocionalidad, su inteligencia emocional. Los estudios que sobre todo desde los años 90 se están realizando sobre el funcionamiento del cerebro humano apuntan hacia un nuevo paradigma para el conocimiento de nuestro comportamiento, de nuestra forma de pensar, de actuar y de sentir: la unión de razón y emoción en todos los procesos mentales. Por lo tanto, si marcamos como claves competitivas a las personas, a los clientes y a los trabajadores, deberemos entender sus mecanismos de pensamiento y de acción para de esta forma poder gestionarlos de una forma inteligente, emocionalmente inteligente, para conseguir que quieran dar lo mejor de sí mismos. Una emocionalidad de que no solo se tratará en el primer módulo del CECS sino que configura una transversalidad a todo el curso aportando un valor diferencial al mismo y que ayudará a los participantes a mantener unas mejores relaciones sociales y también a conseguir una mejor gestión personal y familiar.
Resumiendo podríamos decir que partimos de un marco de modelos de gestión basados en personas donde la innovación, el emprendimiento, el trabajo en equipo, el conocimiento, el liderazgo y las relaciones de calidad son claves competitivas. Unos procesos que deben estar enmarcados en unos principios éticos y socialmente responsables. Unas personas que deben ser contempladas desde su integridad emocional y racional como elementos indispensables de la realidad humana. Un marco de actuación para la generación de capital social, sano, ético completivo que marque una diferencia que se trasmita a los mercados y a la sociedad en general en todos sus procesos comunicativos, tanto internos como externos.
¿Qué les parece este marco de actuación y de formación?
Soy un humanista, o un proyecto de ello, con formación y experiencia en empresa, profesor en la Universidad de Deusto y director del CECS (Curso de Especialización en Capital Social y Liderazgo Colaborativo) y mi interés, nuestro interés es ayudar a las organizaciones a ser más competitivas e innovadoras, o más innovadoras para ser más competitivas, ustedes deciden. Por ello hemos creado el CECS.
Entendemos el Capital Social como la cantidad y calidad de relaciones dentro y fuera de una organización. Organización que debe estar en un marco de gestión basado en las personas para poder crear o incrementar su capital social a través de un elemento ya diferenciador en el mundo actual, inmerso en el desarrollo de las TIC: su comunicación, y en concreto sus estrategias de comunicación. Una organización, institución o empresa que, además, debe ser guiada, dirigida mediante un estilo de liderazgo transformador, emocional y participativo: un liderazgo colaborativo. De esta manera, este tipo de organizaciones de última generación en gestión podrán ser competitivas de una forma sostenida y sostenible. Esta es nuestra tesis
Un capital social que está fundamentado en la legitimación de sus relaciones a través de un valor, de una emoción como es la confianza. Por lo tanto, en el marco de gestión anterior, debemos incluir la gestión emocional, el desarrollo de competencias socio-emocionales que permitan a los integrantes de la organización, a sus líderes, entender mejor la posibilidad de generar valor mediante la identificación, comprensión, uso y gestión de la variables socio-emocionales que subyacen en toda transacción entre personas, entre sistemas sociales como son las relaciones empresariales.
Y para poder gestionar el capital social un curso de especialización: el Curso de Especialización en Capital Social y Liderazgo Colaborativo – CECS. 12 créditos ECTS; 5 materias: Modelos de gestión Basados en Personas, Capital Social, Estrategias de Comunicación, Liderazgo Colaborativo y Proyecto; con una transversalidad de desarrollo de competencias socio-emocionales: Inteligencia Emocional; con prespecialidad todos los viernes desde el 12 de septiembre del 2014 hasta el 19 de diciembre; en el campus de San Sebastián de la Universidad de Deusto y con un profesorado de excepción.
Porque además de contar con doctores y profesores titulares de la universidad de reconocido prestigio en estos ámbitos como Xabier Barandiaran, Arantza Echaniz, Juan Pagola, Yovanni Castro y Rogelio Fernández, hemos elegido como compañeros de viaje al Consorcio de Inteligencia Emocional de Euskadi – CIE, que antes pendía de Innobasque y que recientemente, debido a su gran desarrollo e influencia, se ha convertido en una asociación independiente. De CIE provienen Pablo Cueva, Iñaki Pérez, Karitte Alegría, Juan Carlos López , Jon Berastegi y Jesús María Platón, todos ellos expertos en inteligencia emocional y relacionados todos ellos con el mundo empresarial. Además, contaremos con expertos profesionales en cada uno de los módulos para que puedan ejemplificar con su experiencia los conceptos presentados en cada materia. Y como regalo, porque para nosotros en un regalo tenerla con nosotros, Marta Iraola, de DonosTIK, experta en personal branding e imagen digital.
Buena intención, buena orientación, buenos profesionales, un precio justo, un título propio de una universidad de prestigio como es Deusto y un objetivo claro: mejora la competitividad empresarial y si podemos, la sociedad en general.
Ha salido un tren que tengo que conducir, sin escalas hasta abril y muy concurrido y tengo que decir que en estos momentos no sé si voy delante o voy detrás: un tren que se llama semestre académico. Este, y no otro, es el motivo de que me haya retrasado tanto para estar de nuevo aquí. Un retraso que me ha impedido empezar a poner negro sobre blanco uno de los temas que más me apasionan.
Al liderazgo llegué más a partir de la práctica que de la prédica y es un estilo de vida y de gestión que me apasiona. Y lo hice desde su puesta en práctica, de su desarrollo intuitivo, sensitivo, racional orientado a tareas y personas.
Me interesa, desde el punto de vista académico, cómo dotar de un sistema de dirección, viejo como la propia humanidad, a un grupo de personas que seguramente funcionan mejor con un o una guía o sin él o sin ella. Además, un sistema en el que el peso del liderazgo fluctúe entre unas personas y otras en momentos diferentes y que esa deriva sea propiciada desde la propia cultura del grupo. Un liderazgo con capital social, colaborativo,emocional y transformador que mejore las condiciones de vida de las personas y organizaciones, su competitividad y su bienestar. Un liderazgo que sirva a propósitos y personas. Un liderazgo que se viva, no que se ejecute.
Un liderazgo, además, entendido como proceso, como sistema, en el que se incluyen personas, organizaciones, equipos, situaciones, contingencias, contextos, políticas, culturas y objetivos, voluntades y egos. Un liderazgo complejo, ético, de servicio, emocionalmente inteligente, ya que considero que en todo liderazgo hay que manejar dos elementos, dos orientaciones, dos sistemas bien diferentes pero inseparables: la razón y la emoción, la orientación a la tarea y las personas, al cuerpo y al alma… y es que las dos hay que manejar.
Lo indicaban mejor que yo, hace ya algunos años, Blake y Mouton en su Grid Gerencial, y más recientemente autores como Damasio,LeDoux o el mismo Daniel Goleman: unión de razón y emoción en todos los procesos mentales. Una polaridad que sirve para marcar la necesidad y la realidad de que ambas lógicas, la razón y la emoción van unidas en todos los actos de los seres humanos y también en las organizaciones que componen.
Una polaridad que valga también para unir la cantidad de estilos de liderazgo que se han propuesto desde Likert hasta Reddino Boyatiz o tantos otros y que sirven para conceptualizarlo, pero quizás no tanto para desarrollarlo. Porque hay que entender el liderazgo, al líder, sea hombre o mujer, como una persona en desarrollo y ser líder, como decía Warren Bennis, hablando de su formación, es el proceso de convertirse en una persona íntegra.
Y en ello estamos, investigando sobre esta forma de dirección, de vida, preguntando a propios y extraños sobre el liderazgo para, de esa manera, poder mejorar la calidad y cantidad de los líderes que nos tienen que guiar en momentos tan complejos y contribuir así, en la medida de posible, a la competitividad de organizaciones y territorios, al desarrollo de personas íntegras y de entornos éticos. Andamos formando líderes. Pero…
¿Qué piensan ustedes, qué piensas tú sobre el liderazgo? ¿Merece la pena interesarse por él?
¿Y que tenga en cuenta el uso de las emociones?… ¿No es eso un poco blando?
Este es un comienzo, de ahí el saludo, o quizás debería decir mejor un reencuentro. Llevo tiempo publicando en la red, desde hace unos 8 años, y a este blog también lleva un tiempo abierto. Sin embargo, le he cambiado la apariencia, quitado algunos post que no venían al caso, retocarlo un poco y por presentarlo y presentarme de nuevo, porque su orientación ha cambiado, porque ahora es un espacio de transformación.
Como indica claramente el título, me llamo Rogelio Fernández Ortea y trabajo como profesor e investigador en la Universidad de Deusto, en su campus de San Sebastián, además de formador, consultor y conferenciante… un simple contador de historias como se decía antes. Historias que tienen que ver con personas, con organizaciones, con desarrollo sostenible, con competitividad social.
Me interesa especialmente, el liderazgo, la inteligencia emocional, el capital social y todo lo referente a ese espacio de intangibles que conforman la nueva competitividad, la innovación en su parte más integral y transformadora y que configuran los nuevos sistemas de gestión basados en personas. Estos contenidos, conceptos, constructos o áreas de conocimiento son a los que va a dedicarse este espacio, este blog.
Será un blog profesional, de autor, abierto al debate, al intercambio, trasferencia y generación de nuevo conocimiento y que se centrará en los temas arriba descritos, además, me temo, de alguna reflexión más personal ya que es una licencia que quiero concederme. También recogerá escritos de mi deriva doctoral sobre la Inteligencia Emocional y el ámbito organizativo, que en ello estoy, y me permitirá compartir algunas reflexiones sobre lo que vaya descubriendo. Acompañando a los post, intentaré subir totografías de trabajos originales de dos grandes artistas: Javier Echenique y Joseba Sánchez Zabaleta.
Además, el blog acompañará al lanzamiento de un posgrado en Deusto, el Curso de Especialización en Capital Social – CECS, en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas en Donostia, y que ya desde su conceptualización y lanzamiento está siendo todo un reto, pretendiendo aportar una nueva luz a la consecución del incremento de la competitividad, tanto personal como organizativa, toda una innovación en el management.
Y con eso les dejo por hoy. Pero solo por hoy ya que espero que sigamos coincidiendo y compartiendo en este espacio de transformación.
Leyendo uno de los libros fundamentales en el ámbito del Capital Social, Capital Social y valores en Gipuzkoa (Barandiaran y Korta [coords.]: 2011) me resulta curiosa la aproximación que hacen cuando se refieren a la confianza.
Cuando definen su modelo plantean la confianza social, tanto específica como generalizada, y la institucional como elementos del mismo y se refieren a ellas dentro del plano cognitivo. Mi sugerencia sería la conveniencia tratar también la confianza desde su plano natural, el plano emocional, ya que dicha emoción, o mejor sería hablar de sentimiento o de estado emocional, no tiene una fundamentación en el plano más racional de la especie humana, sino en el plano intuitivo e inconsciente.
En muchos de los tratados sobre Capital Social se habla la confianza como elemento indispensable para su generación y mantenimiento, con lo que un buen estudio de la confianza supondría un avance en el estudio de dicho capital. Los nuevos avances en Neurociencia e Inteligencia Emocional lo permiten.
Espero que en el post anterior, la referencia a los refritos mencionados por Mario Alonso Puig no les haya hecho pensar la no seriedad y validez de los mismos, por lo menos en mi caso intento que aporten algo positivo aunque sea dentro del ámbito divulgativo. En esta ocasión, trataré de entender las diferentes inteligencias apuntadas por Howard Gardner. Aviso de antemano que es un poco largo, pero espero que les merezca la pena.
Partiendo de la definición que da este autor de lo que es una inteligencia “la capacidad para resolver problemas, o para elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural”, Gardner define primeramente 7 inteligencias diferenciadas pero que en el ser humano operan de forma coordinada pero con intensidades diferentes. Estas inteligencias son la espacial, lingüística, lógico-matemática, cinético-corporal, musical, intrerpersonal e intrapersonal. Más adelante añadió la naturista.
La inteligencia espacial consiste en la capacidad para construir modelos mentales de un mundo tridimensional y resolver problemas con ello como navegar, orientarnos con un mapa en una ciudad, jugar al ajedrez, reconocer caras o pequeños detalles etc. Marinos, arquitectos, cirujanos, escultores, pintores, ingenieros son un ejemplo de profesiones y vocaciones que la necesitan especialmente. Se sitúa en el hemisferio derecho del cerebro. Los ciegos usan este tipo de inteligencia cuanto suplen la vista por el tacto para reconocer objetos y hay niños autistas pueden dibujar con una gran finura.
La inteligencia lingüística, que ha estado siempre muy ligadas a los test de inteligencia convencionales, se encuentra localizada preferentemente en la llamada área de Brocca en el hemisferio izquierdo del cerebro humano con lo que una lesión en este área una persona no podría componer frases sencillas aunque pudiera comprenderlas. Es básica para otras inteligencias como la intrapersonal y la interpersonal y se compone de un sistema de símbolos y sonidos que recuren a operaciones computacionales en el cerebro para construir la comunicación. Su mayor expresión la encontramos en escritores y poetas, pero también en políticos, religiosos, oradores y vendedores. El habla, y también la escucha, son dos de sus capacidades fundamentales.
Mario Alonso Puig diría que esto es un refrito, no conocimiento nuevo y tendría toda la razón. Cuando leí su libro me dio un poco de vergüenza el escribir este tipo de post que recoge una interpretación de un conocimiento generado por otro autor, y un autor de renombre ¡claro!, pero permítanme que lo siga haciendo… aunque sea alguna que otra vez.
Cuando hablamos de Inteligencia Emocional hablamos de un tipo de inteligencia, pero muy frecuentemente nos vamos al mundo de las emociones antes que al mundo del intelecto.
La inteligencia es definida por Howard Gardner como la capacidad para resolver problemas o para elaborar productos que sean de un gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural (Gardner, 1995: 25). Sobre esta base, y tras una exhaustiva investigación, Gardner define su tipología de inteligencias haciendo hincapié en la pluralidad del intelecto, es decir, que las diferentes inteligencias trabajan conjuntamente, no todas con la misma intensidad, en el desarrollo intelectual del ser humano.
Para definir las diferentes inteligencias, en la teoría de las IM (Inteligencias Múltiples) el autor propone una serie de premisas. La primera, que constituye un presupuesto, es su componente biológico, es decir, que estén enraizadas en la bilogía con lo que de aquí se deriva su universalidad para el ser humano. Afirma también que debe ser evolutiva, que sean parte de la evolución de la especie y que vayan aumentando con la experiencia y la edad. En este sentido, se entiende que comienza con una habilidad central en cada modalidad de inteligencia que se irá desarrollando con el uso de un sistema simbólico para más adelante apoyarse en un sistema computacional o notacional, basado en el funcionamiento de las neuronas, que desembocará en aficiones o vocaciones profesionales.
Esta habiliad central es lo que se considera una operación nuclear identificable, o lo que es lo mismo, una serie de informaciones que disparan los distintos tipos de intligencias, como puede ser una sensibilidad especial para los fonemas en la inteligencia lingüística o para entonar bien en la inteligencia muscial. Todo esto debe ser entendido en un cotexto cultural determinado donde se deben solucionar los problemas cotidianos y ser valorados los productos que se elaboren. Finalmente, debe existir la posibilidad de ser diferenciada a causa de un daño cerebral, dejando intactas otras capacidades cerebrales, como se demostró en el caso de Phineas Gage expuesto por Antonio Damasio en su libro El error de Descartes.